Es normal que la gente se abstenga, porque mientras las tertulias políticas de los programas de televisión se dedican a criticar a los del partido contrario, parece (y digo parece) que nadie se preocupe de lo que pasa en mi barrio, en mi ciudad, en mi provincia, en mi comunidad autónoma, en mi país o como cada uno lo quiera llamar.
Cuántas veces habrá que escuchar que un político es acusado de "llenarse la saca" y la gente de la calle tenga que limitar sus caprichos porqué han subido alimentos de primera necesidad: el pan, la leche, la harina... y los jóvenes tienen que vivir con sus padres hasta los 30 y pico porque no tienen dinero para comprar un piso, y la gente de la calle tiene que apretarse el cinturón porque además le sube la hipoteca, y la gente de la calle tiene que levantarse antes para poder llegar a la hora al trabajo cogiendo un autobús (que no el tren) porque algunos políticos han decidido no invertir en infraestructuras en Catalunya o en cualquier otro lugar.
Aún así, nos preguntamos ¿porqué se abstiene la gente? ¿porqué no va a votar? ¿qué ha cambiado?
Yo, que soy un simple estudiante de economía y que aunque no se nada de sociología, y prácticamente nada comparado con otros compañeros de partido, os puedo decir que la gente ha perdido la ilusión. Esa ilusión que tenía cuando fue a votar en el 82 por Felipe con el lema: "Hay que cambiar" o en catalán "Pel canvi". Hoy, también hace falta un cambio, pero no tanto un cambio de la sociedad sinó de sus gobernantes. En las próximas elecciones ganará votos quien "prometa" un cambio, o al menos quien plantee que la política puede ser diferente, que los políticos no todos son iguales, que no les importa cuánto cobran sinó que se preocupan de verdad por la ciudadanía, por los problemas que a mi me afectan y que al político le afectarían de no ser porque es político.
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